Vaya! El chico que me gusta, tal y como imaginé, tiene pareja. Uff! Después de tanto tiempo sin que nadie se adaptara a mis gustos tan sibaritas...
En un enlace de una entrada anterior ya comenté cómo fue mi enamoramiento. Pero ¡claro!, como siempre, algo fallaba. ¡Con lo monísima que soy y este cuerpecillo que me ha dao diorrr! Pos nada, el tío me miraba pero no se acercaba. Y ahora va y me dice una amiga que tiene pareja e hijo (postizo, pero al fin y al cabo suyo). Otro batacazo.
Y yo que no sé cómo parar de que me guste. Y el muchacho que se acerca a conversar y yo pensando ... ‘quédate aquí, quédate aquí’... y él que parece que me escucha (¿seguro que no lo he dicho en alto? Yo ya no sé...) y que me pregunta si me encuentro bien cuando nunca antes se había acercado. A mí que estoy deseando de confundirme y pensar que le gusto...
El caso es que el muchacho se va de vacaciones una semana y pienso ‘esto está super-superado’. Pero llega el lunes y aparece. ¡Taaaaan guapooooo! ¡Es que el jodío es sexy! (para mis ojos, porque lo que perciben mis amigas es un tío malaje y seco, además de poco agraciado). En fin, que voy y me digo ‘ahora no lo miro e intento hacer como si siguiera de vacaciones y ya está’ ¡buen plan!
Pero resulta que tiene que venir cerca de donde yo estoy y yo que me intento hacer la despistada y no levanto la cabeza (cuando ve que lo estoy mirando claro, porque si me diera cuenta de que no me ve me lo comería con la vista).
Entonces, casi al final de la jornada, pasa lo inevitable me cruzo con él por el pasillo, lo miro para saludar (aunque ya vengo mirando el reloj sin parar desde la otra punta de la sala por si en el transcurso de mi recorrido él tira para otro lado, ¡pero no!), así que subo la mirada para disponerme a saludar y ¡voilà!, el tío que ni me mira, se queda en medio sin ni siquiera cederme el paso y como si no hubiese nadie. Las maravillosas palabras que habían en mi mente (‘vienes relajado y guapísimo de las vacaciones’, ‘este lugar está completo contigo’ y algunas otras cursilerías) se transforman en “¡Me dejas pasar!” Y se retira y paso.
Y termino la jornada y a casita.
miércoles, 30 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario